lunes, 26 de septiembre de 2011

Reportaje en KooltourActiva

«Capitán Coraje»,
pirata de nuestros tiempos
¡al rescate de nuestra verdad histórica!
Por: Rachell E. López Ortiz
Editora de KooltourActiva
 
La historia “oficial” de Puerto Rico está colmada de medias verdades, falsedades, misterios y, por ende, controversias que, al parecer, difícilmente serán convincentemente esclarecidas. Comenzando por el argumento de que el «Gran Almirante» genovés Cristóbal Colón (1451-1506) fue el descubridor de Puerto Rico para efectos de la Corona Española entiéndase España, que durante el Siglo 15 era el Imperio más poderoso del mundo , el 19 de noviembre de 1493.
El asunto es que no pocos historiadores establecen la teoría de que, casi un año antes, exactamente el 24 de diciembre de 1492, ya había llegado a esta tierra la carabela La Pinta, con 26 pasajeros a bordo y capitaneada por Martín Alonso Pinzón (1440-1493). Esta nave se había separado de La Niña y la Santa María en Cuba, antilla que Cristóbal Colón llamó Juana y a la que llegó el 28 de octubre, marcando así el primer encuentro entre las culturas europeas e indocaribeñas. Por tanto, habría que concluir que Puerto Rico fue descubierto durante el primer viaje de Colón al Nuevo Mundo y que éste no fue el descubridor, sino Alonso Pinzón once meses antes de la que tradicionalmente se ha considerado fecha oficial de tal gesta. O sea, el 19 de noviembre de 1493. Aquel 24 de diciembre los referidos visitantes peninsulares celebraron la primera Nochebuena de la historia puertorriqueña. Por otro lado, Alonso Pinzón fue quien primero llegó a España con noticias del Descubrimiento.
Quien siempre hemos considerado “descubridor”, Cristóbal Colón, llegó acompañado por una flota de 17 buques con millar y medio de personas, entre los que habían militares, funcionarios de la Realeza, hidalgos, labradores y artesanos provistos de sus herramientas particulares. Había zarpado del Puerto de Cádiz el 25 de septiembre. Con rumbo algo más al Sur que en su primer viaje al Nuevo Mundo, esta expedición se encontró, en su ruta hacia La Española, con Antigua, Dominica, Guadalupe, Islas Vírgenes, San Martín, Santa Cruz y, finalmente, Puerto Rico, isla a la que los cerca de 4,000 nativos taínos, descendientes de los araucos de Sudamérica, llamaban Borikén. Colón le estampó el nombre de San Juan Bautista. Puerto Rico fue avistado por los expedicionarios el día 17 y, durante el 18, recorrieron la costa sin hacer escala en ella. El 19 se detuvieron en algún punto del litoral Oeste. Jamás se ha podido establecer con exactitud si fue en Aguada o en Aguadilla. Así, para efectos de la Corona Española, se gestó el Descubrimiento de nuestra patria.
La historia oficial de Puerto Rico está colmada
de medias verdades y controversias.
 
El largo proceso de Colonización, encomendado por el Rey Fernando El Católico a Juan Ponce de León (1460-1521) personaje nefasto condenado por lo imborrable de la historia, pero tradicionalmente reverenciado por los gobiernos de América comenzaría el 12 de agosto de 1508, fecha en la que arribó a nuestra tierra bordo de un bergantín junto a 50 acompañantes, desembarcando en algún lugar de la costa de la región Sur perteneciente al cacicazgo de Agüeybaná. Dos años después recibiría el nombramiento de Gobernador.
Dada su posición estratégica, Puerto Rico (nombre que se le estamparía ya avanzado el Siglo 16) se convirtió en una isla muy militarizada por los colonizadores, siendo esmeradamente fortificada y más tarde amurallada para resistir los ataques de corsarios ingleses, franceses y holandeses.
Nuestra Isla, plaza fuerte y básica para la defensa del Caribe, no sólo conserva una de las mejores fortificaciones de América, sino que fue ejemplo de mezcla de razas, habitada por los indios taínos hasta la llegada de los españoles. La población nativa no tardó en convertirse en mezcla de taínos, españoles y esclavos africanos. Una auténtica mezcla multirracial.
Las continuas guerras que azotaron Europa durante siglos provocó hambre y grandes penuarias a las naciones del Viejo Mundo. El Descubrimiento de América, con sus grandes riquezas y nuevos horizontes por explorar supuso una esperanza para estos pueblos. Y muchos emigraron a América, a pesar de las horrorosas condiciones vida que implicaba la larga travesía por mar. Unos buscando la manera más fácil de enriquecerse y, otros, sencillamente, la de sobrevivir.
El Tratado de Madrid permitió que gran parte de la cuenca caribeña pasara a dominios de los ingleses y franceses. Éstos establecieron colonias que pronto se convirtieron en nidos de piratas y corsarios. Gracias al apoyo que Francia e Inglaterra les brindaban, aquellos temerarios asaltantes disponían de bases seguras donde adquirir provisiones y reparar sus barcos. Durante dos siglos aterrorizaron las costas americanas, obligando a los españoles a fortalecer sus principales colonias. Fortificaciones como las de Puerto Rico y Cartagena de Indias, en Colombia, todavía pueden apreciarse como ejemplos de arquitectura militar.
Inicialmente, la Corona Española consideró que no era necesario un exercise particular ni fortificaciones importantes para defender las colonias, ya que el dominio de los mares de América era totalmente español. La defensa correspondía a los encomendaderos. Éstos debían mantener en perfecto estado sus caballos, espadas, picas y demás armas para, en caso de ataque, defender a la población.
A partir de 1530, con la aparición de los primeros piratas franceses, esto resultó inuficiente. Entonces se hicieron necesarias fortificaciones y guarniciones más numerosas. En 1533 se construyó el Palacio de Santa Catalina o La Fortaleza, que se utilizaría como residencia del gobernador. Seis años después, 1539, comenzó a levantarse el Fuerte San Felipe del Morro, punto estratégico que se hizo blanco de ataques de piratas franceses, holandeses e ingleses. En 1634 se construyó el Fuerte San Cristóbal y, durante estas fechas, se inició el amurallamiento de San Juan.
Este fascinante mundo de piratas no culminó con esta etapa de la historia ni Miguel Enríquez fue nuestro único corsario puertorriqueño. Porque hoy, ya en pleno Siglo 21, quienes estén de visita en el Viejo San Juan, cuando menos se esperen podrían toparse con el «Capitán Coraje», un corsario de nuestros tiempos al rescate de la historia.
Se trata del santurcino Robert R. Oker Orta, personaje muy singular que, ataviado a la usanza corsaria (calzón, camisón, cazaca, bandolera y polaina) recorre las calles de la Zona Colonial capitalina con la misión cultural de recrear la historia de los piratas y corsarios del Caribe. KooltourActiva conversó con el «Capitán Coraje» sobre cómo se adentró en su peculiarísima aventura. ¡A ver, pues…!
KTA: ¿Qué motivó tu pasión por la historia corsaria y pirata?
“Siempre tuve sangre de coleccionista. Inicié una colección de tarjetas postales apoyado por familiares y amigos. Noté que en estas siempre estaba presente el tema corsario. Así también nació mi blog Y tu pueblo, ¿dónde está? en la que ofrezco información histórica sobre los municipios de Puerto Rico. La mar de historias interesantísimas que descubrí me hizo estudioso del tema. Me di cuenta de lo mucho que falta por contar y por exponer. Y así lo estoy haciendo a través de «Capitán Coraje»”.
KTA: ¿Cómo te iniciaste en esta agenda cultural?
Robert R. Oker Orta «Capitán Coraje» señala
que las autoridades oficiales no han colaborado
con su iniciativa cultural de manera significativa.
 
El 4 de julio lo declararon como día de la Bandera Corsaria
“Todo comenzó en 2006 mientras colaboraba con el Regimiento Fixo en la recreación histórica de Infantería Siglo 1891 en El Morro y el Castillo San Cristóbal de nuestro antiguo San Juan. Luego formé parte del Real Cuerpo de Artillería y, en el Fuerte San Marcos, obtuve la Certificación de Artillería. En diciembre de 2009 tomé el curso de manejo de pólvora negra y disparo de fusiles calibre 69 (del 1757) dirigido por NPS en el Castillo San Cristóbal”.
KTA: ¿Cómo surgió Corsarios del Caribe?
Corsarios del Caribe es una organization comunitaria puertorriqueña, de recreación histórica, sin fines de lucro. Nuestra misión es preservar y recatar el valor histórico, cultural y educativo de nuestro glorioso pasado. Nos present Amos en actos y homenajes meritorious organizados por instituciones culturales, comunitarias, cívicas y educativas”.
KTA: ¿Responde nuestra acividad cultural a nuestra realidad histórica?
“Realmente existe mucho desconocimiento sobre las ejecutorias de los boricuas y se le da poca exposición. La historia puertorriqueña está llena de medias verdades y hay mucho por exponer e investigar. Ese es nuestro principal objetivo: resaltar los valores nacionales que forjaron nuestra historia, rescatándolos para que el mundo los conozca”.
KTA: ¿Cuentan con algún respaldo gubernamental?
“Muy poco. Por ejemplo, Corsarios del Caribe nació, oficialmente, en agosto de 2009 y el registro en el Departamento de Estado se hizo el día 11. Siendo una entidad sin fines de lucro, se nos exigieron registros, papeleos exagerados y… ¡hasta el IVU!, pues nos consideran “negocio ambulante representante de las artes”. Subsistimos básicamente de los donativos de quienes asisten a nuestras actividades, lo cual sólo compensa para los gastos de materiales y vestimenta. No puedo negar que hemos recibido colaboración en lo que respecta a conseguir permisos para utilizar las facilidades de El Morro, el Instituto de Cultura y algunos locales, pero en cuanto a orientación sobre historia o promoción de las actividades, como ya te dije, muy poco”.
KTA: Sé que realizan sus actividades en diferentes municipios, por lo general a favor de causas benéficas. ¿Qué nos dices al respecto?
Corsarios del Caribe realiza actividades en diferentes pueblos, siempre con un carácter educativo y recreativo. Rescatamos lugares históricos y orientamos para su preservación. Pero, igual de importante para nosotros, como organización y con la ayuda de mi esposa, la artesana Miriam Algarín «La Capitana Coraje», es llevar las mismas como obra benéfica a varias entidades u organizaciones hospitalarias como Rayito de Sol, del Hospital San Jorge”.
«Capitán Coraje» realiza una variedad de actividades educativas y divertidísimas que resultan un gran método para motivar el conocimiento y preservación de nuestro patrimonio cultural. ¡Por sólo $5 por actividad, nos abrimos ante un mundo por conocer!
Este cañón ubicado en los predios del Instituto de Cultura, conserva intacta
 la inscripción de la Corona española 
Este incansable trabajador de nuestra cultura cuenta en su grupo de colaboradores con el artesano Rolán Borges. Éste no sólo le colabora aportándole los toques artesanales a algunas de sus armas, sino también en la producción de un CD-Libro titulado El Pirata del Caribe. Para conocer más de sus aventuras, pueden accesar sus páginas en Factbook: Capitán Coraje, El Pirata del Caribe o su blog Y tu pueblo, ¿dónde está?
Los cuatro tipos de piratas:
Los calificativos pirata, corsario, bucanero y filibustero designan distintos tipos de asaltantes que, mediante el uso de la fuerza y la astucia, intervenían en el comercio marítimo antillano, sobre todo, durante los primeros siglos del segundo milenio de nuestra era.
La palabra pirata  deriva del vocablo griego peirao, que significa el que emprende, el que se esfuerza o el que busca fortuna”. Eran aquellos que, junto a otros de igual condición, se dedicaban al abordaje de barcos en alta mar para saquearlos. No respondían a encomienda oficial alguna, por lo que no rendían cuentas a las autoridades por sus delitos. Por tanto, eran perseguidos por los gobiernos o empresas de todos aquellos países cuyos buques habían sido atacados por ellos.
Los corsarios eran piratas que robaban con el permiso de los gobiernos de sus respectivos países, que les otorgaban licencias o Patentes de Corso, mediante la cual, a cambio de protección, se comprometían a compartir con estos los botines obtenidos
Los bucaneros y filibusteros (vocablos de origen francés: boucanier y filibustier) eran piratas cuyos nombres se originaron en las antillas francesas e inglesas. Los primeros (buccaneers, en inglés) eran cazadores de animales salvajes cuyas carnes ahumaban en un asador o boucan. Cuando el gobierno español trató de espantarlos, se dedicaron a atacar barcos y posesiones españolas.
Los filibsteros eran aquellos que, durante el Siglo 17, formaron parte de los grupos que infectaron el Mar de las Antillas. El calificativo que se les estampó significa merodedor o freebooter, en inglés. En holandés, el vocablo adquiere el significado de depredador. A los bucaneros que se transformaron en piratas también se les denominó filibusteros.
¡Apoyemos lo de aquaíy sigamos touristeando!
R.E.L.O. / KTA.
Septiembre de 2011.   
VER: http://www.kooltouractiva.com/kooltouractiva/tour/tour-istiando/331-capitan-coraje.html

sábado, 3 de septiembre de 2011

Los tesoros ocultos de San Juan , Septiembre 2011




Sabado 3 de Septiembre del 2011
Recorrido por calles de San Juan con el Capitan Coraje, al encuentro de tesoros ocultos, cañones antiguos ocultos, ademas maniobras y disparos de replicas de armas antiguas.