sábado, 30 de abril de 2011

30 DE ABRIL DE 1797 La invasión británica a Puerto Rico

El 30 amaneciò la escuadra y buques del bloqueo en la misma posicion. El fuego de cañon y mortero de la Plaza durante la noche fué muy sostenido
y con el mejor éxito, pues por la mañana se observó destruida parte de aquella batería y desmontadas algunas piezas, y póca gente en aquel punto.
El gánguil y el ponton hicieron tambien un fuego muy certero. El de la línea avanzada y el del enemígo tuvo alguna intermision.
A la madrugada se avivaron mucho todos los fuegos de la línea y plaza; el enemigo contestò de Miraflores con algunas granadas, y el de sus baterías fué mas sostenido.
El subteniente D. Luis de Lara no comprendió bien las órdenes que se le dieron para el ataque que habia prevenido el General. Reunió todas las partidas hasta el nùmero de 800 hombres con las dos compañias de caballería, puso á la cabeza un cañon de campaña y marchó hácia el puente de Martin Peña, llevando su tropa en varias
columnas de las cuales repartiò algunas por los flancos y manglares inmediatos á fin de cortar al enemigo la retirada en caso de salir del puente.
Llegaron á tiro de pistola del puente,(NOTA 1) el que de antemano habian cortado y estaba defendido por una batería de tres piezas. Lara les hizo fuego con la pieza de campaña al que respondiò la batería. Formò su fuerza en batalla con la caballería á los flancos, y principió un fuego vivo de fusil á los enemigos que se descubrian, provocándolos al ataque sin poderlo conseguir, en vista de lo cual repitió el fuego, que contestó el enemigo con algunos disparos, y reflexionando
que la disposicion del terreno no le permitia avanzar mas, y que el enemigo se escusaba á hacerlo, se retiró con su tropa dejándolos bien escarmentados. 
Por nuestra parte hubo tres muertos, entre ellos el sargento mayor de Toa-alta D. José Diaz de metralla y ocho heridos de ninguna gravedad.
En nuestro campo tuvimos en este dia 28 heridos, 9 del fijo, 13 de milicias, 1 de artillería, 1 de marina, 3 urbanos y 1 frances. En la plaza entraron 35 prisioneros y desertores, y se supo que el enemigo se habia alarmado estraordinariamente con el ataque de Martin Peña y creyó que era alguna salida de la plaza y ataque por su frente y retaguardia; movió todo su ejército aproximando la mitad de la fuerza hácia aquella y el resto á Martin Peña. Entraron en la plaza 102 hombres de las compañias de Ponce. 
 (NOTA 1) En el puente Martin Peña murio Pepe Diaz el soldado mas valiente que Puerto Rico tenia. Jose Pepe Diaz natural Toa Alta fue herido mortalmente, aun asi continuo combatiendo al ejercito britanico que desde el dia 17 de abril de 1797 habia invadido Puerto Rico, su valentia provoco que el ejercito invasor se retirara derrotado.

30 DE ABRIL DE 1797-2011




En el puente Martin Peña murio Pepe Diaz el soldado mas valiente que Puerto Rico tenia. Jose Pepe Diaz natural Toa Alta fue herido mortalmente, aun asi continuo combatiendo al ejercito britanico que desde el dia 17 de abril de 1797 habia invadido Puerto Rico, su valentia provoco que el ejercito invasor se retirara derrotado.

viernes, 29 de abril de 2011

29 DE ABRIL DE 1797 La invasión británica a Puerto Rico


El 29 para estorbar al enemigo el paso de sus cañoneras á la bahia por el boqueron
en caso de abandonarse la primera línea del fuerte de San Gerónimo y puente de San Antonio, se dispuso que el capitan agregado á los correos marìtimos D. Miguel Alsadegui hiciese esfuerzos para cegar el referido paso al caño de dicho puente, y al efecto salió aquel en la noche antecedente con 100 trabajadores y las correspondientes piraguas, empleandose todos en echar sillares al agua en los parages mas oportunos hasta tanto que recelaron ser sentidos del enemigo, lo que los obligó á retirarse, asegurando Alsadegui quedaba muy imposibilitado el paso por aquel sitio, puesto que á sus piraguas les costò trabajo salir de èl.

No se notó cosa particular en la escuadra y buques del bloqueo; á estos se reunieron un paquebot y una balandra al parecer armados con pabellon Anglo-americano.

El fuego de las baterías de la plaza sobre Mira-flores no cesó en toda la noche al que contestò el enemigo con algunas granadas. El que hizo de enfilada á dicho punto el gánguil colocado en la bahía fué con el mejor acierto, asi como inútil el obstinado del enemigo contra la referida flotante. En este dia hizo premiar el general al miliciano Mauricio del Rosario con diez pesos y con cuatro al moreno Tomas Villanueva,
por el valor y bizarría con que se arrojaron á sofocar una granada, como lo lograron evitando el daño que hubiera causado su esplosion.

Despues de oraciones se aproximaron tres fragatas é igual número de buques menores á punta Salinas, y por si la intencion hubiese sido algun desembarco, fué prevenido el comandante de las fuerzas destinadas á aquel punto observase los movimientos del enemigo y estuviese pronto para rechazarlo; en su auxilio se remitieron cañoneras.
La inaccion del enemigo y el no haber adelantado terreno daban sospecha de que intentasen algun ataque. Para precaverlo se repitieron órdenes y providencias las mas eficaces á todos los puestos avanzados y castillos, se redoblaron las rondas de las cañoneras en la bahía con los respectivos destacamentos de ellas en los caños y boca del puerto, se reforzaron los puestos avanzados sin perder de vista los puntos dignos de la mayor atencion y cautela. 

En este dia tuvimos cuatro muertos, uno miliciano, dos urbanos y un frances; y cinco heridos, uno de milicias, otro frances y tres urbanos.
En la plaza entraron cuatro prisioneros y desertores, y 208 hombres de las compañias de Peñuelas, Aguada y Tuna.
En la necesidad de no poderse hacer una salida decisiva sobre el enemigo, y lo útil que era tenerlo incomodado por el flanco y retaguardia, dispuso el General que el teniente de milicias D. Miguel Canales en un punto determinado colocase dos piezas de campaña para batir la casa del Obispo donde estaba alojado el general Albercombry, sin recelo de ser desalojado Canales del puesto, por mediar el caño de Martin-Peña y ser preciso al enemigo para llegar á él hacer una dilatada vuelta, saliendo de su línea para el puente. 

Este puesto se dotó con el suficiente número de artilleros y tropa que le sostuviera con la fusilería.
El subteniente de granaderos de fijo D. Luis de Lara, comandante del cuartel de Rio-Piedras debia reunir las tropas de él con las dos compañías y apostarse hácia el referido puente para atacar en su oportunidad. El sargento de milicias Felipe Cleimpaux, con su partida volante y otras nombradas de la misma clase, tuvo orden de entrar por el sitio nombrado de S. Antonio, y apostarse debidamente á fin de atacar al enemigo, avanzando por sus playas para cortarle la retirada. 
Todas estas partidas debian emprender la accion en la madrugada del 30, y despues que Don Miguel Canales con las dos piezas hubiese llamado la atencion del enemigo hácia aquel punto.

A este tiempo emprenderia Lara su ataque por la retaguardia, y Cleimpaux seguiria el suyo por su parte con el fin de cortar al enemigo ó atacarlo cuando estuviese empeñado con Lara y Canales. Tambien se dispuso que la lìnea avanzada de nuestros puestos rompiese un fuego muy vivo para entretener al sitiador y distraerle en parte de aquellas atenciones. Al efecto se dieron todas las instrucciones y órdenes convenientes á los respectivos comandantes, para que acordes todos tuviese un feliz éxito la accion.

jueves, 28 de abril de 2011

28 DE ABRIL DE 1797 La invasión británica a Puerto Rico

Como á las cuatro de la mañana del 28, principió el enemigo el fuego bastante vivo de la batería de Mira-flores con dos cañones de 36, dos morteros
y un obus, y arrojaron porcion de granadas y balas incendiarias esforzando para ello su artillería. La mayor parte de estos proyectiles ó reventaban en el aire ó quedaban cortos en su alcance. Continuaron asi hasta las nueve de la mañana en que rompiò el nuestro de todas las baterías dirijidas á aquel punto y con dos morteros de á placa, colocados oportunamente. 

Los dos gánguiles y un ponton con mortero de 9 pulgadas hicieron tambien un fuego horroroso sobre Miraflores.
Oprimido sin duda el enemigo con tantos y tan bien dirigidos fuegos, cesó inmediatamente el suyo. No tuvimos otro estravio que el haberse prendido un almacen de víveres con una bala incendiaria, que felizmente se cortó.
Nuestro fuego hácia aquella parte no cesó en todo el dia y la noche, con mas ó menos viveza, y se reconoció el efecto favorable que hacian nuestras baterías, pues no solo destruian las suyas, sino que no les daba lugar á repararlas. Algunas granadas que arrojaron no causaron gran efecto. En la escuadra y buques del bloqueo no se advirtió la menor novedad.

El castillo de S. Gerónimo y el de la cabeza del puente, con los dos gánguiles, hicieron fuego noche y dia á las baterías enemigas, las que contestaban aunque con menos viveza.
Era incesante el trabajo que ofrecian aquellos castillos á sus comandantes para remediar las ruinas á que el fuego enemigo los tenia reducidos,
y á pesar de las mayores fatigas, se continuó con actividad en las obras del reducto, camino cubierto y espaldon de enfilada de la línea del trincheron: se const ruyeron blindages y se colocaron oportunamente en la escuela práctica de artillerìa, con el fin de poner à cubierto el depósito de pólvora, del fuego que pudiera causar alguna granada ó bala incendiaria. En la parte baja del castillo de S. Gerónimo se colocaron dos cañones para impedir el paso del Boqueron, si alguna lancha cañonera enemiga lo intentase. El acopio de faginas se activó en los partidos inmediatos, como el conducirlas á los parages convenientes. 

Se presentó un desertor enemigo y declaró
que este proyectaba un golpe de mano, aunque no creia hiciese una completa prueba, y se providenció para todos los puestos de mayor recelo lo que pareció mas acertado. Fué herido levemente en el castillo de S. Gerónimo, el capitan de milicias D. José Quiñones. Tuvimos en este dia 18 heridos, 3 del fijo, 5 de milicias de caballería, 5 de las de infanterìa, 2 urbanos y 3 franceses. Entraron en la plaza 252 hombres de las compañias urbanas de Toaalta.

miércoles, 27 de abril de 2011

27 DE ABRIL DE 1797 La invasión británica a Puerto Rico

La misma posicion que en el dia anterior se observó el 27 en la escuadra y buques del bloqueo. El enemigo habia tratado de internarse con partidas para recoger aves y ganado para su campo, lo que observado por el campo volante trató de cortarles la retirada. El sargento primero de milicias Felipe Cleimpaux con su partida, se adelantó al enemigo y rindió 1 capitan, 1 teniente y 16 hombres, habiéndoles muerto 2, y tenido dos heridos de nuestra parte.

El fuego por la noche no cesó en ambas líneas, bien que el nuestro fué duplicado. Se continuaron reparando con obras provisionales lo que incesantemente padecia la batería del puente de S. Antonio, cuyos fuegos no cesaron á pesar de aquellas. El castillo tambien habia esperimentado mucho daño en su frente al enemigo, lo que se reparaba instantáneamente con sacos de tierra, faginas y otros auxilios.

Se esperimentaron en este dia los fuegos de la plaza de mortero
y bala sobre las baterías enemigas y el punto de Mira-flores, y se probó que á este pudieran dirijirse con suceso, quedando á la mitad de la distancia del tiro aquellas.
Las cañoneras se situaron por la noche cerca del puente de S. Antonio para auxiliar la defensa por aquella parte y rechazar al enemigo en caso de ataque.

Un navìo y dos fragatas repitieron por la tarde el ataque al castillo de S. Gerònimo, pero fueron rechazados, y se prepararon balas rojas por si se hubiesen acercado á tiro seguro sobre aquel fuerte.

El comandante de una de las partidas volantes D. Francisco Andino, al reconocer los puestos avanzados del enemigo en el puente de Martin-Peña, sorprendiò un centinela y le hizo prisionero, y despues de haberse tiroteado con la guardia de aquel punto, se retiró por su inferioridad en fuerza, habiéndoles muerto un hombre, sin otra pérdida por nuestra parte que un estraviado.

Se dió orden para que algunas de las compañias urbanas urbanas que llegaban del interior quedasen en el campo volante de Rio-Piedras, donde se iba formando una division; asi quedaron tambìen con el mismo fin las compañìas de caballería de San German y Arecibo. En la Plaza entraron 100 hombres de los urbanos de Ponce y 19 prisioneros y desertores, inclusos los que hizo el sargento Cleimaux.

El ingeniero D. Ignacio Mascaró fué contuso por tercera vez, y tuvimos en la línea tres muertos y nueve heridos; los primeros urbanos, y de los segundos dos del fijo, cuatro de milicias y tres franceses.

martes, 26 de abril de 2011

26 DE ABRIL DE 1797 La invasión británica a Puerto Rico

Al amanecer del 26 se observaron los buques del bloqueo y la escuadra sin novedad particular. Una de las fragatas habia dado fondo por la noche á la inmediacion de Punta-salinas; las cañoneras
destinadas á aquel punto estuvieron en observacion de sus movimientos, y por la madrugada dieron caza á uno de sus botes, que estuvo muy espuesto á ser apresado si la fragata no lo hubiese protegido con el fuego de metralla.
El artillero Ortega que en la tarde anterior habia desmontado al enemigo un cañon de la batería del Condado, observó lo habian vuelto á poner en batería y que hacía estragos su fuego en el costado del puente, se propuso inutilizarlo, y á los pocos disparos tuvo el mejor éxito, por lo que le premió el General con diez pesos. A pesar de hallarse contuso este artillero no quiso separarse de la batería continuando su servicio.
Se habia observado durante el dia anterior que el enemigo trataba de posesionarse como se ha dicho del punto de Miraflores, y tanto para reconocer sus trabajos con este objeto, como para hacerle el daño posible, salió por la noche D. Pedro de Còrdova con el sargento de milicias Rafael Garcia y setenta negros armados en varias piraguas sostenidas por cañoneras; precedida la descubierta hicieron su desembarco en el muelle de Mira-flores, y habiendo reconocido todo el campo libre,
fueron abanzando hácia las trincheras enemigas con ánimo de clavarles algunas piezas si lograban una sorpresa; pero fueron sentidos y sufrieron una descarga de fusilería á que correspondió la partida, mas no conceptuando el comandante bastante disciplina y arreglo en su gente la retiró con el posible orden al almacen de pólvora; reunidos allí y observando que no los habia perseguido el enemigo volvieron á avanzar hasta encontrarse con un cuerpo de 300 infantes, 30 caballos y 2 piezas de campaña, cuyos fuegos obligaron á los nuestros á retirarse con pérdida de 10 muertos y 5 heridos. Las cañoneras sostuvieron el reembarque de nuestra tropa que lo verificó con pérdida de 4 muertos y 10 heridos en los buques.
El enemigo trataba de colocar una batería en Miraflores, cuyos fuegos podrian enfilar la tropa de la lìnea del trincheron abanzado á las obras exteriores del castillo de San Cristobal. Para resguardar esta parte se mandò construir un espaldon que no solo llenase este objeto, sino que proporcionase ofender á los trabajadores en Mira-flores y estorbar la construccion de obras; y se pusieron corrientes un mortero en el caballero de San Cristòbal y el de la plaza de armas, como igualmente toda la artillería de á 24 hasta la batería de Pedro Martin, cuyos fuegos se dirigen á el referido Miraflores. Se colocaron igualmente dos gánguiles con el mismo objeto, para que desde la bahia dirigiese el uno sus fuegos por la enfilada á la batería enemiga, y el otro á la entrada del caño de Martin-Peña para que ofendiesen al sitiador por la espalda. En todo el dia fué muy vivo el fuego que hicieron los fuertes de San Gerónimo, San Antonio y baterías flotantes, que contestó el enemigo con lentitud. La debilidad de la batería del puente apenas podia resistir la del enemigo,
causando mucho trabajo el continuo reparo de su puerta. Su comandante activaba la formacion de la batería del Sur con sacos de arena, que era batida por la del contrario. En el puente se colocò una canoa para recoger los desertores que solian presentarse.
Por la tarde dieron caza varios buques de la escuadra á un bergantin que se avistò por el Norte, sin saberse á que nacion correspondia. Una de las fragatas hizo la misma maniobra que en la tarde anterior sobre el castillo de San Gerónimo, pero se viò obligada á retirarse de sus fuegos.

En la Puntilla se trazó y diò principio á una batería para ofender mas de cerca á cualquiera lancha enemiga que pudiese introducirse en la bahia.

Al recorrer la lìnea el brigadier teniente rey D. Benito Perez, fué herido gravemente su caballo. El teniente coronel D. José Vizcarrondo y el ingeniero D. Ignacio Mascaró, fueron contusos. Tuvimos en la línea 4 muertos, 18 heridos y 2 contusos: de los primeros 2 de marina y 2 urbanos, y de los heridos 1 de artillería, 4 del fijo, 5 de marina, 5 urbanos y 3 franceses, y los 2 contusos del fijo.
En la plaza entraron 15 prisioneros y desertores, entre ellos un sargento de artillería que desde la batería enemiga se pasó á nuestra línea y dió razon de las que tenian los contrarios que eran las dos espresadas del Condado y Rodeo, la de morteros detrás de la casa de teja y otra tambien de morteros entre esta y la del Condado. Declaró que el fuego de nuestra primera lìnea causaba bastante daño á los sitiadores. Entró en la plaza en este dia la compañia de caballería de Añasco.

lunes, 25 de abril de 2011

25 DE ABRIL DE 1797 La invasión británica a Puerto Rico

No se notó ninguna novedad al amanecer del 25 en las fuerzas del bloqueo. Durante la noche continuó el fuego de las baterías enemigas y el de nuestra línea, éste mas sostenido y vivo.

En el puente se multiplicaron los trabajadores para reparar los daños que incesantemente sufrian aquellas obras por el calibre contrario. La estrechéz de aquel punto para mantener con precaucion y reserva los abundantes repuestos de municiones y otros efectos que se necesitaban, el ningun local para la tropa de descanso por hallarse ocupadas sus pocas separaciones, y la escaséz del terreno que nada permitia, aumentaban considerablemente los trabajos y fatigas del comandante para poner á cubierto su guarnicion y útiles de los fuegos enemigos, con espaldones que le resguardasen por su frente y costado. Las ruinas de las obras le inutilizaron el uso del cañon colocado en la aleta izquierda del puente, y se vió en la necesidad de retirarlo á la plazuela interior, construyendo una batería provisional con direccion á la del Condado, cuyo fuego incomodó mucho al enemigo por el acierto con que lo dirigió el artillero miliciano Cristóbal Ortega, logrando desmontar una de las piezas que de aquel causaban mas daño.



Para en el caso de una retirada del puente se empezó á construir una trinchera en el pequeño alto de la izquierda y apartada de la que estaba á espalda de los caballos de frisa; igualmente se principió un camino de comunicacion para cubrir la tropa y trabajadores que pasaran desde el trincheron á los puestos avanzados.

El enemigo incomodaba tambien bastante el fuerte de S. Gerònimo con los fuegos de la batería del Rodeo, que dirigia tanto á él como al puente. El comandante D. Teodomiro del Toro esforzaba los trabajos para reparar con sacos y barriles de arena el descubierto que esperimentaba en su castillo por la parte que miraba á la citada batería enemiga; y para precaver los daños de las bombas y granadas que caian en él con frecuencia,
hizo llenar de arena las azoteas que correspondian al cuerpo de guardia y demas cuartos inferiores por haber esperimentado que una bomba traspasó la de aquel, y reventando habia muerto y herido á varios. Los fuegos de este castillo fueron muy vivos contra la baterìa enemiga, y el miliciano agregado á la artillerì a Domingo Gonzalez dirigió con tanto acierto una bomba que cayó en un repuesto de estas y de municiones, volándolo y causando un incendio con bastante estrago, á cuyo punto se dirigieron inmediatamente todos nuestros fuegos: el general Castro mandò premiar con diez pesos al miliciano.

Los individuos franceses encargados de algunas piezas en aquel punto, bajo el mando de Mr. Varron, las sirvieron con la mayor actividad y prontitud.


Por la tarde se observaron en el enemigo algunos movimientos con direccion á situarse en Mira-flores y almacen de pólvora de aquel punto, del cual se habia estraido para la Plaza todo el repuesto que tenia, no habiéndolo volado porque no estando á prueba podia verificarse en caso necesario por la artillería y fuerzas sutiles, y causar con sus ruinas estragos en los contrarios. Las fragatas se aproximaron al castillo de S. Gerónimo y le hicieron algunos disparos que fueron correspondidos.
Sin duda quisieron probar el efecto de un ataque por mar á dicho fuerte, y á pesar de considerarse infructuoso, se prepararon en dicho punto y en los castillos del Morro y S. Cristóbal hornillos para bala roja, en caso necesario.
Entraron en la Plaza siete prisioneros y desertores, de quienes nada pudo averiguarse. El ingeniero D. Ignacio Mascarò recibió una contusion en la cabeza de resultas de la ruina de su baterìa. El capitan de Milicias D. José Quiñones fué tambien contuso de un casco de bomba, hallándose de guarnicion en S. Gerónimo. Tuvimos este dia cuatro muertos urbanos y nueve heridos, dos del Fijo, cuatro de las Milicias, dos franceses y uno de la Marina. Entraron en la Plaza 204 hombres de las compañías urbanas de Coamo, y la compañía de caballería de la Aguada.

domingo, 24 de abril de 2011

24 DE ABRIL DE 1797 La invasión británica a Puerto Rico

El 24 se descubrieron los buques del bloqueo en su acostumbrada posicion inclinándose una de las fragatas á punta Salinas. Los demas buques de la escuadra no presentaron ninguna novedad.

A pesar de conocer el Sr. Castro que no debia esponer la tropa á una salida, estaba penetrado de lo útil que seria foguearla con el enemigo por si se presentaba ocasion favorable para hacer una tentativa con ventaja, para escarmentarlo y aun obligarlo á levantar el sitio, y dejarlo bloqueado. Trató de incomodarlo y para ello dispuso que el sargento de Milicias Francisco Diaz con 70 hombres bien armados y voluntarios saliese á sorprender una batería enemiga.
La partida se compuso de 20 milicianos y 50 individuos del presidio; se embarcaron en la madrugada en piraguas sostenidas por dos cañoneras, y entrando por el caño de S. Antonio, desembarcaron por la parte mas inmediata á las trincheras y baterîas. Con anticipacion estaban prevenidos todos los puntos de la lìnea y baterìas flotantes para hacer un fuego general muy vivo, y que cuando observasen que la partida estaba en tierra en disposicion de ataque, continuase aquel sin bala, preparándose para sostener la retirada luego que fuese conveniente, lo mismo que las cañoneras del convoy.

Luego que desembarcó Diaz y ordenò su tropa, avanzó con cautela hácia la trinchera enemiga y á proporcionada distancia hizo una descarga contra los trabajadores; la guardia enemiga pretendiò defenderse, pero aquel continuó sus fuegos ganando terreno hasta entrar en la trinchera con sable en mano acometiendo valerosamente á los contrarios,
matando é hiriendo á cuantos hallaba, de tal modo que los que quedaron se pusieron atropellada y vergonzosamente en precipitada fuga, á pesar de que su número se calculaba de 300. Quedò Diaz y su gente dueños de la trinchera; reconoció una batería dispuesta contra el puente de S. Antonio y castillo de S. Gerónimo capaz de siete piezas, y en ella tenian ya montados dos cañones de á 24 y uno de á 12 con dos obuses y tres morteretes para granadas reales, y no pudiendo clavar la artillería por falta de tiempo y proporcion para hacerlo, determinó retirarse trayendo consigo un capitan y trece prisioneros, luego que sintió rumor en el campo enemigo y comprendiò se destacaba contra èl algun grueso cuerpo, como asi sucedió, pero á su llegada ya Diaz se habia embarcado con su gente y prisioneros, sostenido por las cañoneras gloriosamente. 


El general que fué testigo del valor y arrojo de la partida y de sus operaciones desde S. Gerónimo, dió á todos las gracias en nombre del Rey, particularmente al sargento Diaz, y mandó distribuir quinientos pesos á la partida. En la accion tuvimos un hombre muerto del presidio, y heridos dos de éste y uno de Milicias, todos de gravedad.
 Por la mañana se descubrieron clara y distintamente las baterias del enemigo con la artillería montada y en disposicion de batir el puente y S. Gerónimo. Se reforzó interiormente la puerta del puente y fortificó en lo posible para resistir el fuego contrario y cualquiera ataque brusco. Se cortó el puente de Juan Diaz para estorbar el paso á los enemigos hácia el interior de la isla por el parage de Baña caballos, lo que ejecutó eficazmente D. Blas Lopez teniente á Guerra de Juncos.

Como á las ocho de la mañana rompió el fuego de las baterías enemigas dirigido principalmente contra el puente de S. Antonio.
Tambien principió sus fuegos de bomba y granada otra batería que habian colocado á espalda de la casa de teja, como á un cuarto de legua de nuestra línea. Por el vivo fuego que hicieron y efecto que causó en las obras del puente, y por las balas que se recogieron se conoció que el calibre de sus piezas era de 8, 12, 24 y 36, y el mortero de 9 pulgadas. Por nuestra parte se correspondió con la mayor viveza y bizarria, tanto por la artillerìa de los fuertes, como de las baterías flotantes, y se observó el daño considerable que causaba el fuego en el campo contrario principalmente el de bomba y granada que fué dirigido con bastante acierto.

La batería del puente de S. Antonio recibió bastante deterioro por los fuegos de 24 y 36 del enemigo.
El comandante de aquel puesto D. Ignacio Mascaró procuró repararlo inmediatamente con sacos y barriles de arena, aprovechándose de la noche y siendo el primero en las faenas para mas animar la tropa. 

Entraron en este dia en la plaza 32 prisioneros y desertores, inclusos los trece que hizo Diaz. Por el capitan se supo que el general de Brigada Ylope estuvo muy próximo á correr la misma suerte, y que lo libró el haber él hecho frente y dado lugar que se alejase entreteniendo á nuestra fuerza.
Tuvimos en este dia 2 muertos del Fijo y Milicias, 2 heridos de Artillerìa, 3 del Fijo y 10 de los urbanos. En la Plaza entraron 147 hombres de Utuado. A la batería del puente se mandó una bandera con orden de clavarla.

sábado, 23 de abril de 2011

23 DE ABRIL DE 1797 La invasión británica a Puerto Rico

Se descubrieron los buques del bloqueo con poca diferencia á los dias anteriores y los de mayor porte de la escuadra anclados mas afuera de su primer fondeadero, sin duda por el mayor riesgo que en este corrian, pues al menor viento N. ó N. E.
que soplase se hubiera perdido toda la escuadra, en lo que hasta entonces habian sido felices.

Al comandante del campo volante á retaguardia del enemigo se le previno hiciese una salida sobre las avanzadas y aprovechase las circunstancias,
enterándose de la posicion y fuerza que tuviese. Algunas precauciones se tomaron en la plaza por las noticias que dieron los desertores de inteligencia, y observándose que algunos de los buques del bloqueo se arrimaban demasiado á punta Salinas con lanchas, y que de noche parecian mas vigilantes que al principio, se creyó hubiesen podido saber iba á despacharse un correo para la Habana, por cuya causa se dirigieron los pliegos por la Aguadilla á Santo Domingo y Cuba.

Volvió á repetirse el pido de gente á los partidos.

En uno de los pontones se colocò un mortero de 12 pulgadas para usarlo en el caño del puente de S. Antonio. El fuego de la línea avanzada y baterías flotantes fué con alguna intermision por el dia, pero se activó á la noche en particular con bombas y granadas para incomodar á los enemigos en sus trabajos. Hubo dos soldados heridos de bala de fusil en los puestos de la línea; entraron en la plaza 29 prisioneros y desertores y se supo el mucho daño que recibian de nuestros fuegos.

viernes, 22 de abril de 2011

Viernes Santo Historico




RRecorrido a las iglesias del Antiguo San Juan; 22 de Abril del 2011

22 DE ABRIL DE 1797 La invasión británica a Puerto Rico

Los buques del bloqueo se mantenian el 22 en el crucero ordinario, y se les agregaron algunos de la escuadra al parecer con igual objeto. En toda la noche se sostuvo el fuego de bala, bomba y granada
en toda la línea, para incomodar á los trabajadores enemigos. En el campo contrario se descubrió que arrastraban cañones hácia sus baterìas, con cuyo motivo se avivó el fuego sobre los puntos en que se creian causaran mayor estrago. Se tuvo noticia de que el Almirante enemigo estrechaba al general de tierra á que atacase la plaza, tambien hubo sospechas de que en la próxima noche intentasen algun ataque brusco, por haberse descubierto en su campo crecidas columnas de veteranos con banderas, fuera del alcance de nuestros fuegos. Tambien se sabia que traian caballos de desembarco y podrian aprovecharse de ellos para atacar el puente vadeando sus aguas por la parte mas debil con infantes á la grupa, sostenidos por las columnas de ataque y sus baterías, mientras algun otro cuerpo forzase la cabeza del puente. 


Para rechazar en su caso este plan, se coronò de caballos de frisa la inmediacion de la parte mas fácil de pasar á nado la caballería; se pusieron á la orilla del agua mantas y tablas con clavos; se tendió en la misma lìnea porcion de salchicha con varios combustibles y algunos quintales de pólvora regados en sus cercanías; á distancia proporcionada de la misma línea se formó una trinchera capaz de cubrir 400 hombres, que con la fusilería se opusieran al paso de la caballería, y se parapetó la gola indefensa del fuerte de S. Gerónimo situando una pieza mas de á ocho. A la oracion salieron los 400 hombres y se apostaron en la trinchera; se guarneciò el trincheron del fuerte de S. Cristóbal con algunos cañones de campaña, 1,500 infantes y la compañia de cabellería repartida en los flancos con el objeto de reforzar el fuerte de S. Antonio y trinchera citada segun lo exigiesen las circunstancias, y para que sostuvieran la retirada en un evento funesto de aquellos puestos avanzados. 


Se pusieron listas algunas
granadas de mano; en la puerta del puente se colocaron tablones enclavados y se hicieron troneras para la fusilería; se reforzaron las guarniciones del fuerte del puente y de S. Gerónimo, y en este se colocó una mina volante con algunas bombas cargadas, para darles fuego en caso oportuno. Los gánguiles y lanchas cañoneras bien tripuladas y municionadas se situaron debidamente para auxiliar la defensa y rechazar el ataque.
Preveyendo que el enemigo hiciese este por la primera línea del puente para llamar la atencion, y amparado de la obscuridad intentase un desembarco por las Salemas, Escambron ò Canal de Jorge, que media al norte entre S. Gerónimo y el trincheron al frente del castillo de S. Gerónimo, se destinaron patrullas de caballerìa y se apostò en situacion ventajosa un cuerpo de infanteria con dos piezas de campaña para que se opusiese en su caso.
Se recibieron en este dia 22 prisioneros y desertores, y entraron en la plaza 323 hombres de las compañias urbanas de Juncos, Arecibo y Cayey.

jueves, 21 de abril de 2011

21 DE ABRIL DE 1797 La invasión británica a Puerto Rico

 Al amanecer se vió que los buques del bloqueo lo mismo que la escuadra se mantenian en la misma posicion del dia anterior, y solo se advirtió que un navío y un bergantin se hicieron á la vela y se perdieron de vista.
El capitan del puerto se mantuvo toda la noche con su division de lanchas sobre el punto de Palo-seco, adelantó escuchas en un cayuco para observar los movimientos de las fragatas sin que advirtiese otra novedad que la de haber fondeado el bergantin en la punta de la isla de Cabras, al que no podia ofender con sus fuegos. El teniente coronel D. Isidoro Linares comandante del cuerpo volante á retaguardia del enemigo, habia apostado varias partidas segun los movimientos que habia observado en aquel. Las que puso á las órdenes de los subtenientes de granaderos del Fijo D. Luis de Lara, de Milicias D. Vicente Andino, y ayudante de Plaza D. Emigdio Andino, fueron atacadas por una avanzada superior de los contrarios como de 150 hombres que se hallaba emboscada fuera de la línea en el puente de Martin Peña,
y á pesar de la inferioridad de nuestras partidas sostuvieron el fuego en retirada hasta llegar al Roble, donde reunidas con otras que componian igual número al de los contrarios con 48 caballos, cargaron al enemigo con tan buen orden, que lo pusieron en precipitada fuga obligándo á los pocos que quedaron á ampararse en la bateria de tres piezas que habian establecido en Martin Peña. En esta ocasion hubo mucho número de muertos y heridos, se tomaron 32 prisioneros y un subteniente que fueron conducidos á la Capital: por nuestra parte hubo 5 muertos, 20 heridos, cuatro de ellos gravemente, y dos dispersos.

En el castillo de S. Geronimo se aumentaron dos cañones de á 24 por haberse observado que los enemigos construian dos baterias dirigidas principalmente á batir el fuerte de S. Antonio, la una por su frente al Sur como á distancia de 250 varas en el sitio llamado el Rodeo, y la otra al flanco del Leste, como á 400 varas. En vista de estos trabajos, colocó dos piezas de á 8 en la parte inferior del fuerte el ingeniero Mascarò para evitar cualquiera ataque brusco y rechazarlo en los costados, si lo intentaran los contrarios. El fuego en este dia de S. Gerónimo, S. Antonio y gánguiles fué con interrupcion segun se observaba el trabajo de aquellos. Se derribaron los pretiles del puente de S. Antonio para precaver que en el caso de un ataque se amparasen los enemigos de ellos y se cubriesen de nuestros fuegos; en S. Gerónimo se colocaron dos morteros de 9 y 12 pulgadas.
A las nueve de la noche salió del puente de S. Antonio una partida de 15 hombres con dos Sargentos, comisionados á dar fuego á algunas camisas embreadas para poder descubrir los trabajos del enemigo; como á cien pasos del puente fueron atacados por considerable número de fuerzas lo que los obligó á retirarse, y luego que estuvieron en seguridad, rompió toda nuestra línea un fuego sostenido que los hizo retirar; tuvimos en esta refriega un soldado herido de la partida.
En la plaza entraron 35 prisioneros y desertores, inclusos los que se cogieron en el Roble, y se averiguó por ellos que los enemigos continuaban desembarcando efectos y pertrechos; que el parque general lo habian establecido en la plaza de S. Mateo; que el general de tierra se habia alojado en la casa llamada del Obispo; qùe el campamente de su ejército estaba á sus inmediaciones; que trabajaban con esfuerzo en adelantar sus baterîas contra nuestra línea, y trataban de construir algunas de morteros. Llegaron á la plaza 530 hombres de las compañias urbanas de los partidos de Toa-baja, Vega baja y Manatí.

miércoles, 20 de abril de 2011

20 DE ABRIL DE 1797 La invasión británica a Puerto Rico

        Al amanecer del 20 de Abril de 1797se avistaron cerca de las dos fragatas del bloqueo un bergantin y dos lanchas al parecer cañoneras. La escuadra se mantenia anclada en los mismos términos que el dia anterior con muy buen efecto.

El fuego del castillo de S. Gerònimo, Puente de S. Antonio y gánguiles, se mantuvo en todo el dia y la noche con mas ó menos viveza segun se observaban los trabajos del enemigo. Se advirtió que este intentaba establecer una baterìa en el cerro del Condado que dominaba nuestros puestos por la parte del Leste como á cuatro cientas varas de distancia, lo que obligó á dirigir los fuegos hácia aquella.
 
Se dió orden al subteniente de Milicias D. Vicente Andino, y al de igual clase de infantería D. Emigdio, hermano de aquel, para que saliesen con 60 voluntarios á unirse á las partidas del campo volante á fin de contener las hostilidades del enemigo, obrando segun lo exigiesen las circunstancias. Con el mismo objeto se dirigió á aquel punto D. José Diaz con 50 hombres desde el pueblo de Toa-alta, y se dieron instrucciones á los Comandantes de las partidas de paisanos que se iban reuniendo para que pudieran defenderse con el posible acierto de los insultos de los contrarios y para que los atacasen con ventajas. Al comandante de Marina se le previno se numerasen todas las piraguas
de la bahía para usar de ellas con orden en la conduccion de viveres, ganados, tropa, municiones y cuanto mas fuese necesario entre la comunicacion de la Plaza, con los campos de la Isla. Las providencias para el abasto de víveres y conservacion de agua en los algibes, se repitieron con toda eficacia.

Este mismo dia se dirijió un parlamento á la escuadra enemiga para contestar una pregunta que hizo el general ingles al parlamentario capitan D. Miguel Palatino.

Por la tarde se observó que una fragata de las fondeadeas se hizo á la vela y agregò á los buques del bloqueo. Cerca de las nueve de la noche las fragatas y bergantin, se acercaron á la plaza con direccion á punta Salinas; el castillo del Morro y del Cañuelo
les hicieron fuego, pero sin efecto por hallarse fuera de tiro. Con este motivo el teniente de fragata D. Juan Hurtado pasó á situarse con cuatro cañoneras en la boca de Palo-seco, para observar los movimientos de las fragatas y resistir el desembarco que intentasen por la espresada punta. A pesar de la obscuridad de la noche se advirtieron varias maniobras del bergantin que fondeó por último, inmediato á la isla de Cabras por la parte Norte; con este motivo se mandò avivar el fuego del Cañuelo y de la bateria de S. Fernando; al amanecer y cuando ya podia asegurarse la punteria, se le obligó á salir á toda vela y remo con algun daño al parecer, dejando el ancla sobre que estaba.En todo este dia entraron en la plaza 25 prisioneros y desertores, por cuyas declaraciones se supo que en el campo enemigo habia regimientos alemanes é ingleses, que la tropa de desembarco era de seis á siete mil hombres, que so habian desembarcado todos en la playa, y despues algunas piezas de artillería
de grueso calibre, obuses y morteros con un crecido tren de municiones y efectos; que habia un cuerpo de 400 á 500 franceses que estando prisioneros los incitaron y casi obligaron á tomar las armas para la espedicion, á lo que condescendieron por la miseria en que se hallaban, pero que generalmente estaban descontentos, y por último que en el dia del desembarco habian tenido porcion de heridos y muertos. Entraron en la plaza en este dia 325 hombres de las compañias urbanas de Guainabo y Caguas.

martes, 19 de abril de 2011

19 de abril de de 1797 La invasión británica a Puerto Rico

Amanecieron las fragatas bloqueadoras en los mismos términos que el anterior. Se preparó una goleta para que aprovechando la obscuridad de la noche, saliese con pliegos para la Habana, noticiando el estado de sitio de la plaza, y pidiendo socorros de todas clases para salvarla del crítico en que se hallaba, y para hacer en su caso una vigorosa defensa.

El fuego que en la noche anterior hicieron el castillo de S. Gerónimo,
puente de S. Antonio y gánguiles, no solo estorbó los trabajos que emprendió el enemigo, sino que les mató é hirió porcion de gente. De los heridos se pudo coger uno que lo estaba mortalmente y examinado por el ingeniero D. Ignacio Mascaró, averiguó que era aleman, granadero al servicio de Inglaterra, que habia desembarcado aquel dia de la escuadra, de la que estaban en tierra como tres mil hombres, conceptuando que toda la fuerza de operaciones seria de seis mil; no pudo seguir la declaracion por el estado de las heridas, y remitido á la plaza murió en el camino.

Una de las fragatas que se mantenia bloqueando el puerto se acercó bastante al castillo del Morro aunque fuera de tiro,
echò la lancha al agua con bastante gente, y se puso á reconocer la punta de la isla de Cabras y castillo del Cañuelo, sondeando aquellos parages. El Morro hizo fuego para evitar hiciese otro reconocimiento, lo que se logró en efecto retirándose la lancha precipitadamente á la fragata. El castillo de S. Cristóbal y algunas de las baterías hicieron tambien fuego á aquel buque.


Para contener cualquiera desembarco que de resultas de este reconocimiento intentara el enemigo en la inmediata noche por punta Salinas, salió de la plaza el teniente coronel D. Isidoro Linares con cincuenta hombres,
para que con ellos y la gente que fuese llegando de los partidos, formara un campo volante y se colocase con él en el punto que fuera mas adecuado segun los movimientos que observase en los enemigos.Visto el buen efecto que hacia el fuego de los gánguiles situados en Martin Peña, se mandó de refuerzo á aquel punto un ponton de los que estaban á la boca del puerto, para que molestase mas á los contrarios. Se reforzó el castillo de S. Gerónimo con un obus y las correspondientes municiones.De Rio Piedras avisaron la llegada de 400 hombres de los partidos inmediatos, y se previno que 200 se trasladasen inmediatamente á la ciudad, y que los restantes se quedasen en aquel punto para resistir y rechazar las hostilidades que los enemigos pudieran intentar por aquella parte. Tambien se recibió parte de que una partida de 20 á 30 enemigos habian pasado por el sitio de Baña Caballos, y saqueado los ingenios inmediatos de Giral y O'Daly en los puntos de Puerto nuevo y S. Patricio.

Una partida de negros de Loisa,
aprendió dos soldados alemanes que se habian adelantado por aquella parte y fueron remitidos á la Capital. En la mochila de uno de ellos se halló un papel con el nombre de un vecino de la ciudad, lo cual obligó al general á que tomase precauciones con los estrangeros, para evitar las inteligencias que pudiera haber en perjuicio de las Reales armas.

Entraron en la Plaza doscientos cincuenta y un hombres de los partidos de Toa-baja y Rio Piedras, y como no hubiese sido recibido el dia anterior el parlamentario que fué á llevar el pliego constestando á la intimacion, salió en este dia para el navìo Comandante á hacer su entrega.