domingo, 25 de octubre de 2009

sábado, 24 de octubre de 2009

SAN JUAN A TRAVES DE LOS PERSONAJES DE SU HISTORIA

En franco desafío al tiempo, personajes forjadores de la historia sanjuanera, volverán a recorrer la Plaza de Armas del Viejo San Juan para dar sus testimonios y contar sus aventuras. Bajo la dirección, libreto, producción y montaje de Ariel Cuevas y Brunilda E. García, el grupo de actores de la Compañía Cimarrón Músico-Teatral recrearán la obra “San Juan Revive su Historia”, este domingo 25 de octubre en funciones gratuitas a las 4:00 p.m. y 5:00 p.m. El maestro titiritero, Francisco Torres, dará la bienvenida y narrará la historia de la defensa de Puerto Rico a través de Los Guiñoles de San Juan, antigua tradición teatral con muñecos. El corsario Miguel Enríquez relatará cómo logró crear un imperio comercial en el Caribe al poseer una flota de 30 barcos, convirtiéndose en el principal sostén de la monarquía española. 
 
 Proveniente de Flandes, el óleo de la Virgen de Belén cobrará vida en el cuerpo de la actriz Hannah Toro, quien relatará cómo llegó a la Isla y despareció de la Iglesia San José, en el siglo diecinueve. Don Ramón Power y Giralt, primer representante de la Isla en las cortes españolas, recordará a los espectadores su intervención en la declaración de la igualdad de derechos. Por su parte, el maestro Rafael Cordero ofrecerá al público la mayor lección de la tarde, mediante sus palabras ilustradas y quien, junto a Ana de Lanzos, fundadora de San Juan, transportarán al público a través de un tiempo imaginario lleno de historias. 

martes, 20 de octubre de 2009

El caballeroso capitán Roberts

Bartholomew Roberts es el pirata más exitoso de la historia, el número de embarcaciones que capturó supera con creces a los de cualquier otro. Pero su fama no se debe solo a su éxito sino a su gran caballerosidad con la mayoria de vencidos.
John Roberts nació en 1682 en Casnewydd Bach, en Gales, su vida era la de un marino normal, hasta que en 1719 el barco negrero en el que viajaba fue capturado en la costa africana por el pirata Howell Davis. Roberts decidió unirse a la tripulación pirata, cambiando su nombre John por Bartholomew. Poco tiempo después, el capitán Davis murió en un ataque contra la Isla de los Príncipes y sorprendentemente Roberts fue elegido capitán por votación de la tripulación. Al poco tiempo de su elección Roberts decidió dejar las costas africanas y zarpar hacia Brasil para trasladar a América su campo de operaciones. En su ruta hacia América Roberts se topó con un convoy portugués que atacó exitosamente, capturando varios mercantes y un buque de guerra. Tras vender los navíos capturados y su carga en Nueva Inglaterra, Roberts decidió operar en las zonas pesqueras de Terranova, capturando o destruyendo un gran número de barcos pesqueros. Tras esta exitosa campaña, en 1720 Roberts vendió los barcos que había capturado y se compró un navío francés de 28 cañones, al que bautizó como “Royal Fortune”. Con su nuevo barco, Roberts se trasladó al Caribe, donde inició una nueva exitosa campaña de capturas, capturando en tan solo cuatro días 15 barcos mercantes ingleses y franceses y un buque de guerra holandés de 42 cañones. Con la llegada del otoño y la falta de vientos propicios Roberts decidió atacar la isla de Martinica, capturando un gran número de barcos hasta la llegada de la primavera de 1721. Uno de los barcos que capturó fue el del mismísimo gobernador de Martinica, al cual colgó del mástil de su propio navío, en venganza por las ejecuciones de piratas en Martinica. Roberts cambió su barco por un nuevo navío francés de 52 cañones, al que nuevamente puso el nombre de “Royal Fortune”. Tras eso, Roberts zarpo hacia África, donde se dedicó a capturar barcos negreros, perjudicando de tal forma el comercio de esclavos que el gobierno británico encargó al buque de guerra “Swallow” que le diera caza. El 10 de febrero de 1722 ambos barcos se encontraron, la tripulación de Roberts estaba borracha, ya que habían estado celebrando las últimas capturas. A consecuencia de ello, su tiempo de reacción fue demasiado lento, lo cual aprovechó el “Swallow” para acercarse a corta distancia y lanzar una andanada de metralla que barrió la cubierta del Royal Fortune, matando en el acto al capitán Roberts, cuyo cuerpo fue lanzado al mar por la tripulación para evitar que fuera mutilado o usado de escarnio por sus enemigos. La batalla duró tres horas más, al final de la cual los piratas se rindieron. El capitán Ogle, del “Swallow”, encontró 300 toneladas de polvo de oro en los buques de Roberts. Toda la tripulación superviviente fue ahorcada en un fuerte de la costa de África.

Roberts fue el pirata más grande de todos los tiempos, ya que nadie obtuvo un número de presas tan alto como él, más de 200 en tan solo dos años. Roberts fue un valiente líder que siempre encabezaba los abordajes con dos pistolas en bandolera y un sable en la mano. Pero a la vez era un excéntrico capitán, siempre estaba perfectamente vestido, peinado y rasurado, amaba la ropa costosa y la música de camara, incluso en ocasiones hizo tocar una orquesta a bordo. La tripulación de su barco era bastante disciplinada y se regía por los códigos de conducta que les imponía Roberts; estaba prohibido pelear, jugar juegos de azar y blasfemar. Peso a ello, la tripulación le tenía un gran afecto por su carisma y su justicia en el reparto del botín. En cuanto a su vida privada Roberts era homosexual, su pareja era el marinero John Walden, al que la tripulación llamaba “Miss Nanny”, el cual era un duro marinero al que le gustaba quemar vivos a los esclavos que caían en sus manos. Walden fue ahorcado junto al resto de la tripulación de Roberts.

La fama de caballero del mar de Roberts fue legendaria, pero no hay que pasar por alto la crueldad con la que siempre trató a los franceses que caían en sus manos, no solo al gobernador de Martinica sino a tripulaciones de barcos franceses que torturó y asesinó sin piedad.

domingo, 18 de octubre de 2009

El Olonés

François L’Olonnais, conocido también como “El Olonés”, fue un autentico pirata psicópata, sus atrocidades sin límites le hicieron ser sumamente temido en las colonias españolas. El Olonés nació en 1635 bajo el nombre de Jean David Nau, en Les Sables d’Olonne, Francia. Tras alistarse en el ejército francés fue destinado a las Antillas y tras cumplir su servicio militar se unió a las bandas de piratas que infestaban la zona. Pronto se convirtió en una autentica amenaza para los pequeños mercantes que surcaban el mar Caribe. El Olonés era terriblemente cruel con los prisioneros capturados a los cuales despedazaba en vida, les devoraba el corazón o les extraía los intestinos.
En 1666, El Olonés saqueó audazmente la ciudad de Maracaibo, en la costa de Venezuela, masacrando y torturando horriblemente a los pobladores que capturaba. El botín recibido fue enorme, pero los piratas lo dilapidaron en continuas fiestas y orgias. Tras eso El Olonés se dedicó a atacar las costas de México y Honduras, capturando varios barquitos pesqueros y algunos galeones españoles. EL gobernador de Cuba intentó detener sus saqueos, zarpando en su búsqueda con el galeón “Virgen del Rosario”, pero el Olonés consiguió escapar a la isla Tortuga. Poco después volvió a atacar las costas de México, pero fue derrotado por los españoles y a duras penas consiguió escapar herido y en solitario, llegando en una canoa indígena hasta la isla Tortuga. Tras reclutar una nueva tripulación, el Olonés se dedicó a saquear las costas de Cuba, hasta que un banco de arena hizo encallar a su barco. Embarcándose de nuevo en canoas, El Olonés y sus hombres llegan hasta el Golfo de Darién. Pero cuando se internan en la selva en busca de agua y fruta son atacados por los belicosos indígenas caníbales “Kuna” que habitaban las selvas del Darién. Solo un hombre de la tripulación consiguió escapar de los indígenas y regresar a las balsas. El Olonés y el resto de la tripulación fueron despedazados, cocinados y finalmente devorados por los Kuna. Un merecido fin para tan despiadado psicópata.

lunes, 12 de octubre de 2009

La bandera de la calavera

La bandera de la calavera y las tibias, la conocida "Jolly Roger", no fue la única utilizada por los piratas de la "Edad de oro de la piratería" (siglos XVII y XVIII). Muy a menudo las personalizaban con motivos como relojes de arena, gotas de sangre, flechas, espadas... Pero muchas veces, para actuar con mayor posibilidad de sorpresa, los barcos piratas enarbolaban falsas. También eran utilizadas las banderas lisas, cuyos colores tenían valor simbólico: negro de muerte, rojo para la batalla sin cuartel, etc. ("La Connoissance des Pavillons").
 

Jolly Roger es el nombre que recibe la bandera tradicional de los piratas de Europa y América, con la imagen actual de una calavera cruzada por huesos sobre un campo negro. Sin embargo, existen una gran cantidad de variantes de dicha bandera. Jack Rackham (Jack el Calicó) y Thomas Tew usaban variaciones con espadas. Edward Teach (alias Barbanegra) usaba un esqueleto sosteniendo un reloj de arena en una mano y un dardo o lanza en la otra, al tiempo que permanecía al lado de un corazón sangrante. Bartholomew Roberts (también conocido como Bart el Negro) usaba dos variaciones: Un hombre y un esqueleto que sostienen una lanza en una mano, mientras que juntos agarran un reloj de arena o una copa o un hombre armado de pie sobre dos calaveras sobre las letras ABH y AMH (A Barbadian's Head y A Martinican's Head, simboliza que cada una de las calaveras son de habitantes de Barbados y de Martinica, queriendo decir que la muerte les esperaba).

Los esqueletos bailando significaban que los piratas se preocupaban por su destino. La bandera de la calavera y los huesos cruzados fue usada posteriormente por los Chetniks, también es usada por con cierta frecuencia por los anarquistas por ejemplo la usada por el Ejército Negro. En España, durante el Siglo XIX, fue usada por los carlistas , iniciando esta tradición el ejército carlista de Cataluña comandado por el General Ramón Cabrera


sábado, 3 de octubre de 2009

Los Wokou

Los Wokou eran piratas que atacaban en las costas de China y Corea desde el siglo XIII en adelante. Originalmente, los Wokou eran soldados, vagabundos, mercaderes y contrabandistas de Japón, pero luego pasaron a ser chinos en su mayoría.
La primera etapa de la actividad Wokou comenzó en el siglo XIII y se extendió a la segunda mitad del siglo XIV. Los piratas japoneses se concentraron en la península coreana y se esparcieron a lo algo del Mar Amarillo hasta llegar a China. La China Ming implementó una política para prohibir el comercio civil con Japón mientras mantenía el comercio gubernamental. La corte Ming creía que la limitación al comercio no gubernamental llevaría a la eliminación de los Wokou. 

Sin embargo, esto forzó a muchos comerciantes chinos a proteger sus propios intereses mediante comercio ilegal con Japón. Esto llevó a la segunda fase importante de los Wokou que ocurrió a comienzos del siglo XVI, cuando los piratas japoneses se aliaron con sus contrapartes chinas y expandieron sus fuerzas. Durante este período la composición y el liderazgo de los Wokou cambió significativamente al convertirse en chino. En 1550 los Wokou operaban en los mares del este de Asia. 

El término ‘Wokou’ es una combinación de ‘Wo’, que hace referencia a lo japonés, y ‘kou’, que significa ‘bandido, enemigo, invasión’. La referencia textual más antigua del término ‘Wokou’ como invasor japonés viene de Gwanggeto Stele, en el año 414.

Según los Anales de la dinastía Joseon de 1395, los wokou eran comandados por un pequeño número de lores feudales de las áreas costeras de Japón y se trataba de pequeños granjeros y pescadores. Se decía que los wokou tenían entre 20 y 400 naves. La falta de estabilidad política en Japón en ese momento fue una de las causas primarias de la aparición de los wokou.

También existían falsos wokou que se disfrazaban como japoneses. En los Anales de la Dinastía Joseon, Summong Lee dice ‘He escuchado que el período tardío de la Dinastía Goryeo los Wokou estaban por doquier y los campesinos no podían enfrentarlos. Sin embargo, aunque solo uno o dos de cada diez incidentes eran causados por los Wokou reales, algunos de nuestros campesinos usaban las ropas de Wo, formaban un grupo y causaban problemas…para frenar todos los males nada es más urgente que Hopae (instrumento Goryeo para la identificación personal)’. Este es el único documento que habla sobre la falsedad de los wokou. Sin embargo, se trata de un material confuso. Summong Lee no trabajaba contra los wokou; tampoco vivió durante la dinastía Goryeo. Dijo que el rumor lo había escuchado, por tanto se trataba de un informe basado en un rumor sin base alguna. Es poco prudente pensar que solo por el testimonio de una frase los wokou eran gente de la época Goryeo. Según Goryeosa, los reportes de wokou falsos fueron 3 casos entre 529 incidentes. Además en los Anales de la dinastía Joseon, hubo 312 incidentes realizados por piratas japoneses, pero no hay ninguno relacionado con personas de la época Joseon. En cualquiera de los casos, la mayoría era de origen japonés.
De la misma manera, las ‘Historias de Japón’ de ‘La historia de Ming’ afirman, en relación con un ataque particularmente grande, que ‘los japoneses reales son tres entre diez, el resto de los siete son seguidores’.

Desde las propuestas de Tanaka Takeo ha sido aceptado ampliamente en Japón la que la reputación de los Wokou no fue hecha por los japoneses sino por otros que se hacían pasar por wokou. Sin embargo, el discurso de Sunmong no forma parte de esta teoría porque fue dicho con la intención de alertar al rey sobre la seriedad de la seguridad pública y la importancia del Hopae. El cuerpo principal del discurso se concentra en cómo la seguridad pública está contaminada y requiere atención especial. Distintos términos fueron usados para distinguir entre los Wokou verdaderos y los falsos.