El capitan del puerto se mantuvo toda la noche con su division de lanchas sobre el punto de Palo-seco, adelantó escuchas en un cayuco para observar los movimientos de las fragatas sin que advirtiese otra novedad que la de haber fondeado el bergantin en la punta de la isla de Cabras, al que no podia ofender con sus fuegos. El teniente coronel D. Isidoro Linares comandante del cuerpo volante á retaguardia del enemigo, habia apostado varias partidas segun los movimientos que habia observado en aquel. Las que puso á las órdenes de los subtenientes de granaderos del Fijo D. Luis de Lara, de Milicias D. Vicente Andino, y ayudante de Plaza D. Emigdio Andino, fueron atacadas por una avanzada superior de los contrarios como de 150 hombres que se hallaba emboscada fuera de la línea en el puente de Martin Peña, y á pesar de la inferioridad de nuestras partidas sostuvieron el fuego en retirada hasta llegar al Roble, donde reunidas con otras que componian igual número al de los contrarios con 48 caballos, cargaron al enemigo con tan buen orden, que lo pusieron en precipitada fuga obligándo á los pocos que quedaron á ampararse en la bateria de tres piezas que habian establecido en Martin Peña. En esta ocasion hubo mucho número de muertos y heridos, se tomaron 32 prisioneros y un subteniente que fueron conducidos á la Capital: por nuestra parte hubo 5 muertos, 20 heridos, cuatro de ellos gravemente, y dos dispersos.
En el castillo de S. Geronimo se aumentaron dos cañones de á 24 por haberse observado que los enemigos construian dos baterias dirigidas principalmente á batir el fuerte de S. Antonio, la una por su frente al Sur como á distancia de 250 varas en el sitio llamado el Rodeo, y la otra al flanco del Leste, como á 400 varas. En vista de estos trabajos, colocó dos piezas de á 8 en la parte inferior del fuerte el ingeniero Mascarò para evitar cualquiera ataque brusco y rechazarlo en los costados, si lo intentaran los contrarios. El fuego en este dia de S. Gerónimo, S. Antonio y gánguiles fué con interrupcion segun se observaba el trabajo de aquellos. Se derribaron los pretiles del puente de S. Antonio para precaver que en el caso de un ataque se amparasen los enemigos de ellos y se cubriesen de nuestros fuegos; en S. Gerónimo se colocaron dos morteros de 9 y 12 pulgadas.
A las nueve de la noche salió del puente de S. Antonio una partida de 15 hombres con dos Sargentos, comisionados á dar fuego á algunas camisas embreadas para poder descubrir los trabajos del enemigo; como á cien pasos del puente fueron atacados por considerable número de fuerzas lo que los obligó á retirarse, y luego que estuvieron en seguridad, rompió toda nuestra línea un fuego sostenido que los hizo retirar; tuvimos en esta refriega un soldado herido de la partida.
En la plaza entraron 35 prisioneros y desertores, inclusos los que se cogieron en el Roble, y se averiguó por ellos que los enemigos continuaban desembarcando efectos y pertrechos; que el parque general lo habian establecido en la plaza de S. Mateo; que el general de tierra se habia alojado en la casa llamada del Obispo; qùe el campamente de su ejército estaba á sus inmediaciones; que trabajaban con esfuerzo en adelantar sus baterîas contra nuestra línea, y trataban de construir algunas de morteros. Llegaron á la plaza 530 hombres de las compañias urbanas de los partidos de Toa-baja, Vega baja y Manatí.
La invasión británica a Puerto Rico de 1797. Relato tomado de "Memorias geográficas, históricas, económicas y estadísticas de la isla de Puerto Rico" Tomo 3, escritas por Don Pedro Tomás de Córdoba en la década de 1830. http://www.fortunecity.com/victorian/churchmews/1216/Invasion1797.html
ResponderEliminar