A pesar de conocer el Sr. Castro que no debia esponer la tropa á una salida, estaba penetrado de lo útil que seria foguearla con el enemigo por si se presentaba ocasion favorable para hacer una tentativa con ventaja, para escarmentarlo y aun obligarlo á levantar el sitio, y dejarlo bloqueado. Trató de incomodarlo y para ello dispuso que el sargento de Milicias Francisco Diaz con 70 hombres bien armados y voluntarios saliese á sorprender una batería enemiga.
La partida se compuso de 20 milicianos y 50 individuos del presidio; se embarcaron en la madrugada en piraguas sostenidas por dos cañoneras, y entrando por el caño de S. Antonio, desembarcaron por la parte mas inmediata á las trincheras y baterîas. Con anticipacion estaban prevenidos todos los puntos de la lìnea y baterìas flotantes para hacer un fuego general muy vivo, y que cuando observasen que la partida estaba en tierra en disposicion de ataque, continuase aquel sin bala, preparándose para sostener la retirada luego que fuese conveniente, lo mismo que las cañoneras del convoy.
Luego que desembarcó Diaz y ordenò su tropa, avanzó con cautela hácia la trinchera enemiga y á proporcionada distancia hizo una descarga contra los trabajadores; la guardia enemiga pretendiò defenderse, pero aquel continuó sus fuegos ganando terreno hasta entrar en la trinchera con sable en mano acometiendo valerosamente á los contrarios,
matando é hiriendo á cuantos hallaba, de tal modo que los que quedaron se pusieron atropellada y vergonzosamente en precipitada fuga, á pesar de que su número se calculaba de 300. Quedò Diaz y su gente dueños de la trinchera; reconoció una batería dispuesta contra el puente de S. Antonio y castillo de S. Gerónimo capaz de siete piezas, y en ella tenian ya montados dos cañones de á 24 y uno de á 12 con dos obuses y tres morteretes para granadas reales, y no pudiendo clavar la artillería por falta de tiempo y proporcion para hacerlo, determinó retirarse trayendo consigo un capitan y trece prisioneros, luego que sintió rumor en el campo enemigo y comprendiò se destacaba contra èl algun grueso cuerpo, como asi sucedió, pero á su llegada ya Diaz se habia embarcado con su gente y prisioneros, sostenido por las cañoneras gloriosamente.
El general que fué testigo del valor y arrojo de la partida y de sus operaciones desde S. Gerónimo, dió á todos las gracias en nombre del Rey, particularmente al sargento Diaz, y mandó distribuir quinientos pesos á la partida. En la accion tuvimos un hombre muerto del presidio, y heridos dos de éste y uno de Milicias, todos de gravedad.
Por la mañana se descubrieron clara y distintamente las baterias del enemigo con la artillería montada y en disposicion de batir el puente y S. Gerónimo. Se reforzó interiormente la puerta del puente y fortificó en lo posible para resistir el fuego contrario y cualquiera ataque brusco. Se cortó el puente de Juan Diaz para estorbar el paso á los enemigos hácia el interior de la isla por el parage de Baña caballos, lo que ejecutó eficazmente D. Blas Lopez teniente á Guerra de Juncos.
Como á las ocho de la mañana rompió el fuego de las baterías enemigas dirigido principalmente contra el puente de S. Antonio.
Tambien principió sus fuegos de bomba y granada otra batería que habian colocado á espalda de la casa de teja, como á un cuarto de legua de nuestra línea. Por el vivo fuego que hicieron y efecto que causó en las obras del puente, y por las balas que se recogieron se conoció que el calibre de sus piezas era de 8, 12, 24 y 36, y el mortero de 9 pulgadas. Por nuestra parte se correspondió con la mayor viveza y bizarria, tanto por la artillerìa de los fuertes, como de las baterías flotantes, y se observó el daño considerable que causaba el fuego en el campo contrario principalmente el de bomba y granada que fué dirigido con bastante acierto.
La batería del puente de S. Antonio recibió bastante deterioro por los fuegos de 24 y 36 del enemigo.
El comandante de aquel puesto D. Ignacio Mascaró procuró repararlo inmediatamente con sacos y barriles de arena, aprovechándose de la noche y siendo el primero en las faenas para mas animar la tropa.
Entraron en este dia en la plaza 32 prisioneros y desertores, inclusos los trece que hizo Diaz. Por el capitan se supo que el general de Brigada Ylope estuvo muy próximo á correr la misma suerte, y que lo libró el haber él hecho frente y dado lugar que se alejase entreteniendo á nuestra fuerza.
Tuvimos en este dia 2 muertos del Fijo y Milicias, 2 heridos de Artillerìa, 3 del Fijo y 10 de los urbanos. En la Plaza entraron 147 hombres de Utuado. A la batería del puente se mandó una bandera con orden de clavarla.
La invasión británica a Puerto Rico de 1797. Relato tomado de "Memorias geográficas, históricas, económicas y estadísticas de la isla de Puerto Rico" Tomo 3, escritas por Don Pedro Tomás de Córdoba en la década de 1830. http://www.fortunecity.com/victorian/churchmews/1216/Invasion1797.html
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