que soplase se hubiera perdido toda la escuadra, en lo que hasta entonces habian sido felices.
Al comandante del campo volante á retaguardia del enemigo se le previno hiciese una salida sobre las avanzadas y aprovechase las circunstancias,
enterándose de la posicion y fuerza que tuviese. Algunas precauciones se tomaron en la plaza por las noticias que dieron los desertores de inteligencia, y observándose que algunos de los buques del bloqueo se arrimaban demasiado á punta Salinas con lanchas, y que de noche parecian mas vigilantes que al principio, se creyó hubiesen podido saber iba á despacharse un correo para la Habana, por cuya causa se dirigieron los pliegos por la Aguadilla á Santo Domingo y Cuba.
Volvió á repetirse el pido de gente á los partidos.
En uno de los pontones se colocò un mortero de 12 pulgadas para usarlo en el caño del puente de S. Antonio. El fuego de la línea avanzada y baterías flotantes fué con alguna intermision por el dia, pero se activó á la noche en particular con bombas y granadas para incomodar á los enemigos en sus trabajos. Hubo dos soldados heridos de bala de fusil en los puestos de la línea; entraron en la plaza 29 prisioneros y desertores y se supo el mucho daño que recibian de nuestros fuegos.
La invasión británica a Puerto Rico de 1797. Relato tomado de "Memorias geográficas, históricas, económicas y estadísticas de la isla de Puerto Rico" Tomo 3, escritas por Don Pedro Tomás de Córdoba en la década de 1830. http://www.fortunecity.com/victorian/churchmews/1216/Invasion1797.html
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