lunes, 14 de febrero de 2011

14 de febrero de 1797, La Batalla del Cabo de San Vicente


La Batalla del Cabo de San Vicente fue un combate naval que tuvo lugar el 14 de febrero de 1797 frente al Cabo de San Vicente, en el extremo occidental de la costa portuguesa del Algarve ( región más meridional de Portugal continental ).
La escuadra española, formada por 27 navíos de línea, 11 fragatas y un bergantín, con un total de 2.638 cañones, partió de Cartagena en febrero de 1797 al mando del teniente general José de Córdova. Entre los buques de la flota española se encontraba el Santísima Trinid
ad, entonces el mayor buque de guerra del mundo con 136 cañones y el único con cuatro cubiertas de artillería.
El Santísima Trinidad (oficialmente Nuestra Señora de la Santísima Trinidad) fue un navío español de 136 cañones en
un principio, ampliados hasta 140 con posterioridad, el más grande de su época, siendo el único barco de cuatro puentes, por el que recibiría el sobrenombre de El Escorial de los mares.La flota inglesa, con 15 navíos de línea, 4 fragatas, 2 balandros y 1 cutter, con un total de 1.430 cañones y al mando de John Jervis, interceptaba a la escuadra española.
Al amanecer del día 14, los barcos de Jervis se e
ncontraban en posición para enfrentarse a los españoles y viceversa. Fue entonces cuando vio claro que su inferioridad numérica era de dos barcos españoles por cada barco inglés, pero en cualquier caso suponía ya mayor riesgo para los ingleses tratar de evadirse que enfrentarse a la escuadra española, por lo que Jervis se decidió a atacar para tratar de impedir que esta escuadra se uniera a la flota francesa.
Para ventaja de los ingleses, la escuadra española estaba formada en dos grupos tácticamente mal dispuestos para el combate, mientras que los ingleses conservaban la línea. Jervis ordenó a su flota que pasara entre ambos grupos, lo que optimizaría el uso de los cañones de sus barcos, mientras impedía que la flota española pudiera usar todos los suyos. En todo momento maniobró la flota con el fin de impedir que los barcos españoles pudiesen escapar.
Nelson había sido transferido al HMS Captain  y se dirigió hacia la retaguardia de la línea española. Desobedeciendo las órdenes de que la línea inglesa maniobrara para acorralar al grupo menor de buques españoles, rompió la formación para perseguir al grupo mayor, colocándose frente a los barcos españoles.
Jervis, aunque veía cómo Nelson desobedecía sus órdenes, envió nuevos buques en su apoyo. Exclamo al ver a Nelson: "¡¿Adónde va ese loco?!"

La batalla acabó en una derrota para la armada española, cuatro buques de la flota quedaron muy seriamente dañados. Los ingleses apresaron los navíos San José, Salvador del Mundo, San Nicolás y San Antonio.

4 comentarios:

  1. El estado de impreparación de la Armada a causa del favoritismo en la designación de los mandos y la ruina de la Hacienda, a pesar de los esfuerzos de Antonio Valdés, Secretario de Marina e Indias de 1783 a 1795, y de Juan de Lángara (1796-1799), son el origen del desastroso combate de San Vicente (14 de febrero de 1797) entre las escuadras de Jervis y José de Córdova. en Tenerife fracasó Nelson y en san Juan de Puerto Rico corrieron la misma suerte el almirante Harvey y el general Abercromby (1797), pero en el mismo año los británicos tomaron las islas de Trinidad y Menorca.

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  2. Estas diferencias entre las dos armadas, Inglesa y Española, no se debían principalmente al número de navíos de que disponían, sino de las dotaciones de marineros que poseían. La marinería española estaba compuesta mayoritariamente por campesinos y presos que saldaban sus deudas con la justicia sirviendo en los barcos del Rey.

    El oficio de marinero en un navío de guerra era aborrecido, lo que llevaba a la situación de tener barcos fondeados por falta de personal, y los que estaban en servicio, a ser manejados por marineros más prestos a desertar que ha cumplir órdenes.

    En Inglaterra la armada también se nutría de malhechores y de gente de leva, pero el número de voluntarios era muy superior, a parte de que se beneficiaban de una ley que obligaba a todos los condados a proporcionar un número de reclutas en proporción a su población.

    En cuestión de mandos las dos naciones dieron una gran cantidad de valerosos y expertos oficiales, que en el caso español, debían contrarrestar el mal oficio de sus tripulaciones.

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  3. El montileño Martín Álvarez, nacido en 1766, se alistó en la 3ª compañía del 9º Batallón de Marina el 26 de abril de 1790. Granadero del Cuerpo de Batallones, estuvo embarcado en la guarnición de diversos navíos, participó en la ocupación anglo-española de Tolón (1793), fue a las Antillas a bordo del San Carlos y, en 1 de febrero de 1797, embarcó en el San Nicolás de Bari, mandado por D. Tomás Geraldino. A bordo de este último, combatió en la fatídica jornada del cabo San Vicente del 14 de febrero de 1797. En ella ocupó su puesto en la toldilla, tanto para disparar desde la tabla de jarcia contra las cubiertas enemigas, como para en caso de abordaje defender la driza de la bandera del buque.

    Abordado su navío por el Captain, de Horacio Nelson, se lanzó contra el trozo -destacamento- de abordaje enemigo, matando al sargento mayor inglés Morris. Herido, continuó combatiendo, defendiendo a su Comandante, también herido y tendido en toldilla, el cual balbuceó: "granadero, di a tus compañeros que ninguno se rinda sino después de muerto.".

    En la sumaria instruida tras el combate, el Fiscal declaró: "No puedo pasar en silencio la gallardía del granadero de Marina Martín Álvarez, (.) que atravesó con tal ímpetu al primer Oficial inglés que entró por aquel sitio que, al salirle la punta del sable por la espalda, la clavó tan fuertemente contra el mamparo de un camarote que, no pudiendo librarla con prontitud, y por no desasir su sable, que no quería abandonar, dio tiempo a que cayera sobre él el grueso de enemigos con espada en mano y a que lo hirieran en la cabeza, en cuya situación se arrojó al alcázar librándose, con un veloz salto, de sus perseguidores".

    Desangrado, tras una hora de combatir al lado de su Comandante muerto, cayó examine por la pérdida de sangre. Los ingleses, asombrados ante su bravura, respetaron su vida y lo curaron. Restablecido y vuelto a las filas españolas, volvió a embarcar en el navío Concepción. Falleció en Brest, cuando el encierro de la escuadra Mazarredo, de resultas de una caída que le lesionó un pulmón el 23 de febrero de 1801

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  4. 14 de febrero de 1797. La bravura del granadero de Infantería de Marina Martín Álvarez, asombro del enemigo
    http://www.revistatenea.es/RevistaAtenea/REVISTA/articulos/GestionNoticias_1625_ESP.asp

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