domingo, 18 de octubre de 2009

El Olonés

François L’Olonnais, conocido también como “El Olonés”, fue un autentico pirata psicópata, sus atrocidades sin límites le hicieron ser sumamente temido en las colonias españolas. El Olonés nació en 1635 bajo el nombre de Jean David Nau, en Les Sables d’Olonne, Francia. Tras alistarse en el ejército francés fue destinado a las Antillas y tras cumplir su servicio militar se unió a las bandas de piratas que infestaban la zona. Pronto se convirtió en una autentica amenaza para los pequeños mercantes que surcaban el mar Caribe. El Olonés era terriblemente cruel con los prisioneros capturados a los cuales despedazaba en vida, les devoraba el corazón o les extraía los intestinos.
En 1666, El Olonés saqueó audazmente la ciudad de Maracaibo, en la costa de Venezuela, masacrando y torturando horriblemente a los pobladores que capturaba. El botín recibido fue enorme, pero los piratas lo dilapidaron en continuas fiestas y orgias. Tras eso El Olonés se dedicó a atacar las costas de México y Honduras, capturando varios barquitos pesqueros y algunos galeones españoles. EL gobernador de Cuba intentó detener sus saqueos, zarpando en su búsqueda con el galeón “Virgen del Rosario”, pero el Olonés consiguió escapar a la isla Tortuga. Poco después volvió a atacar las costas de México, pero fue derrotado por los españoles y a duras penas consiguió escapar herido y en solitario, llegando en una canoa indígena hasta la isla Tortuga. Tras reclutar una nueva tripulación, el Olonés se dedicó a saquear las costas de Cuba, hasta que un banco de arena hizo encallar a su barco. Embarcándose de nuevo en canoas, El Olonés y sus hombres llegan hasta el Golfo de Darién. Pero cuando se internan en la selva en busca de agua y fruta son atacados por los belicosos indígenas caníbales “Kuna” que habitaban las selvas del Darién. Solo un hombre de la tripulación consiguió escapar de los indígenas y regresar a las balsas. El Olonés y el resto de la tripulación fueron despedazados, cocinados y finalmente devorados por los Kuna. Un merecido fin para tan despiadado psicópata.

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