martes, 29 de septiembre de 2009

La piratería en el siglo XVIII

Durante este siglo tanto la piratería como el corso en el Caribe siguieron existiendo pero con características distintas a la centuria anterior.
En el Tratado de Utrech (1713) las potencias firmantes se comprometieron a asegurar el comercio en los mares. Inglaterra era la nueva potencia dominante y tenía una flota lo suficientemente poderosa como para no necesitar de piratas o corsarios, aunque la práctica no fue abandonada del todo. 

El famoso William Kidd (conocido como el Capitán Kidd) realizó a finales del siglo XVII u largo viaje a extremo oriente de donde regresó con un cargamento de oro, marfil y especias que le rindió 3000 libras esterlinas a cada miembro de su tripulación. Aprisionado en 1698 por la Royal Navy, fue juzgado y ahorcado en Londres en 1701.

El pirata Edward Teach “Barbanegra” se hizo célebre por adornar su hirsuta barba con cintas, usar en batalla un peculiar sombrero con mechas que arrojaban estelas de humo, y por su excesiva crueldad con los prisioneros. 

En 1718 el gobernador de Virginia ofreció una recompensa para quien lo atrapara, ya fuera vivo o muerto. El teniente Robert Maynard de la Royal Navy lo persiguió con dos buques, abordó su barco y se trabó en un duelo de machetes. Barbanegra murió con veinte heridas y cinco impactos de mosquete. Maynard le cortó la cabeza y la colgó en su barco como trofeo.
En 1720 en Jamaica partió una furiosa cacería de filibusteros. En 1721 fueron apresadas las famosas mujeres piratas Mary Read y Anne Bonney, que se salvaron de la horca a causa de que estaban embarazadas.

Ante la supremacía naval británica, los demás países recurrieron tanto a piratas como corsarios. España varió su política y comenzó a dar patente de corso a capitanes criollos que atacasen embarcaciones británicas. Durante 1720-1730 corsarios cubanos, puertorriqueños y dominicanos diezmaron al comercio inglés de las islas haciendo grandes fortunas.
En 1739 un sobreviviente de un corso inglés llamado Jenkins fue apresado en las costas de Cuba, y luego de sufrir una terrible golpiza los españoles le cortaron una oreja y se la dieron para que mostrara a Inglaterra como España trataba a sus mercenarios. El gobierno británico utilizó este incidente para declarar la guerra que se estaba incubando y que pasaría a la historia como “La Guerra de la Oreja de Jenkins”.
Durante las guerras coloniales entre Inglaterra y Francia a lo largo del siglo XVIII, este país que estaba en clara inferioridad naval, utilizó muchos piratas para acosar a los buques ingleses.
Durante la Guerra de la Independencia norteamericana (1776-1783) los viejos vínculos entre las elites mercantiles de Charleston, Nueva Cork o Rhode Island con los filibusteros fueron reeditadas, pues debe tenerse en cuenta que la guerra entre los colonos e Inglaterra afectaba a muchos intereses antillanos, lo cual también explica la alianza que España. Francia y Holanda concertaron con los rebeldes.
Siglo de corsarios y de piratas metidos a contrabandistas y mercenarios, la décimo octava centuria no asistió a actos de piratería equiparables a los del siglo anterior.
Los océanos eran mucho más inseguros para los antiguos y solitarios depredadores del mar. Las revoluciones modernas y las luchas por la independencia marcarían el inicio de la decadencia final de los piratas. A comienzos del siglo XIX la desarticulación de los viejos circuitos comerciales, la supresión de la trata de esclavos, el patrullaje permanente de los mares por las flotas de guerra, y luego la aparición de los barcos a vapor, relegarían a los viejos bandidos de mar al museo de las glorias pasadas.

Bibliografía:

• De Lucía, Daniel Omar; Corsarios, bucaneros y filibusteros. Contrabando, guerra y tribus coloniales en el Caribe. (Materiales para uso interno de la cátedra).

• Arciniegas, Germán; Biografía del Caribe; Bs. As., Editorial Sudamericana, 1963.

• Batres Jáuregui, Antonio; La piratería en las costas centroamericanas en Collado, Carmen y otros; Centro América 1; México, SEP/Programa cultural de las fronteras, 1988, pgs. 113-117.

• Bosch, Juan; De Cristóbal Colón a Fidel Castro. (El Caribe frontera imperial); Madrid, Sarpe, 1985.

• Gall, Jacques; El Filibusterismo; México, Fondo de Cultura Económica, 1957.

• Oexmelin, Alexandre-Olivier; Historia de los aventureros filibusteros y bucaneros de América; Ciudad Trujillo, Editora Montalvo-Archivo General de la Nación, 1953.

• Parry, John y Sherlock, Philip; Historia de las Antillas; Bs. As., Kapeluz, 1976.

• Pinto Soria, Julio (editor); El Régimen Colonial en Torres Rivas, Edelberto (coord. Gral.), Historia general de Centroamérica; Madrid, FLACSO, 1993; TII.

• Ritchie, Carson; La búsqueda de las especias; Madrid, Alianza Cien, 1994.

• Wolf, Eric; Europa y la gente sin historia; México, Fondo de Cultura Económica, 1979.


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