lunes, 25 de abril de 2011

25 DE ABRIL DE 1797 La invasión británica a Puerto Rico

No se notó ninguna novedad al amanecer del 25 en las fuerzas del bloqueo. Durante la noche continuó el fuego de las baterías enemigas y el de nuestra línea, éste mas sostenido y vivo.

En el puente se multiplicaron los trabajadores para reparar los daños que incesantemente sufrian aquellas obras por el calibre contrario. La estrechéz de aquel punto para mantener con precaucion y reserva los abundantes repuestos de municiones y otros efectos que se necesitaban, el ningun local para la tropa de descanso por hallarse ocupadas sus pocas separaciones, y la escaséz del terreno que nada permitia, aumentaban considerablemente los trabajos y fatigas del comandante para poner á cubierto su guarnicion y útiles de los fuegos enemigos, con espaldones que le resguardasen por su frente y costado. Las ruinas de las obras le inutilizaron el uso del cañon colocado en la aleta izquierda del puente, y se vió en la necesidad de retirarlo á la plazuela interior, construyendo una batería provisional con direccion á la del Condado, cuyo fuego incomodó mucho al enemigo por el acierto con que lo dirigió el artillero miliciano Cristóbal Ortega, logrando desmontar una de las piezas que de aquel causaban mas daño.



Para en el caso de una retirada del puente se empezó á construir una trinchera en el pequeño alto de la izquierda y apartada de la que estaba á espalda de los caballos de frisa; igualmente se principió un camino de comunicacion para cubrir la tropa y trabajadores que pasaran desde el trincheron á los puestos avanzados.

El enemigo incomodaba tambien bastante el fuerte de S. Gerònimo con los fuegos de la batería del Rodeo, que dirigia tanto á él como al puente. El comandante D. Teodomiro del Toro esforzaba los trabajos para reparar con sacos y barriles de arena el descubierto que esperimentaba en su castillo por la parte que miraba á la citada batería enemiga; y para precaver los daños de las bombas y granadas que caian en él con frecuencia,
hizo llenar de arena las azoteas que correspondian al cuerpo de guardia y demas cuartos inferiores por haber esperimentado que una bomba traspasó la de aquel, y reventando habia muerto y herido á varios. Los fuegos de este castillo fueron muy vivos contra la baterìa enemiga, y el miliciano agregado á la artillerì a Domingo Gonzalez dirigió con tanto acierto una bomba que cayó en un repuesto de estas y de municiones, volándolo y causando un incendio con bastante estrago, á cuyo punto se dirigieron inmediatamente todos nuestros fuegos: el general Castro mandò premiar con diez pesos al miliciano.

Los individuos franceses encargados de algunas piezas en aquel punto, bajo el mando de Mr. Varron, las sirvieron con la mayor actividad y prontitud.


Por la tarde se observaron en el enemigo algunos movimientos con direccion á situarse en Mira-flores y almacen de pólvora de aquel punto, del cual se habia estraido para la Plaza todo el repuesto que tenia, no habiéndolo volado porque no estando á prueba podia verificarse en caso necesario por la artillería y fuerzas sutiles, y causar con sus ruinas estragos en los contrarios. Las fragatas se aproximaron al castillo de S. Gerónimo y le hicieron algunos disparos que fueron correspondidos.
Sin duda quisieron probar el efecto de un ataque por mar á dicho fuerte, y á pesar de considerarse infructuoso, se prepararon en dicho punto y en los castillos del Morro y S. Cristóbal hornillos para bala roja, en caso necesario.
Entraron en la Plaza siete prisioneros y desertores, de quienes nada pudo averiguarse. El ingeniero D. Ignacio Mascarò recibió una contusion en la cabeza de resultas de la ruina de su baterìa. El capitan de Milicias D. José Quiñones fué tambien contuso de un casco de bomba, hallándose de guarnicion en S. Gerónimo. Tuvimos este dia cuatro muertos urbanos y nueve heridos, dos del Fijo, cuatro de las Milicias, dos franceses y uno de la Marina. Entraron en la Plaza 204 hombres de las compañías urbanas de Coamo, y la compañía de caballería de la Aguada.

1 comentario:

  1. La invasión británica a Puerto Rico de 1797. Relato tomado de "Memorias geográficas, históricas, económicas y estadísticas de la isla de Puerto Rico" Tomo 3, escritas por Don Pedro Tomás de Córdoba en la década de 1830. http://www.fortunecity.com/victorian/churchmews/1216/Invasion1797.html

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